Cuando viajamos al extranjero y dejamos de utilizar nuestra tarifa de datos, porque la desactivamos por miedo a una factura millonaria o simplemente porque deja de funcionar, comenzamos a buscar como locos puntos abiertos de WiFi. Hoteles, restaurantes, cafeterías… Da igual que haya que consumir para obtener la ansiada clave, da igual que sea para mirar el correo o hacer check-in en Foursquare. Nuestra misión, nuestra adicción, es estar siempre conectados.
Créditos: WiFi