Sonia, Borio, Nikel, Mitusbishi… Probablemente, no sepáis qué demonios significan estas palabras, pero, sin duda, os sonarán estas otras: Sony, Oreo, Nike y Mitsubishi. Las primeras son la lacra con la que tiene que cargar toda empresa manufacturera: las falsificaciones.
Productos con los que nos solemos topar cada vez que acudimos al chino del barrio, al mercadillo o nos cruzamos con un ‘top manta’ en el metro, y que han surcado varias aduanas para llegar hasta allí, tal y como muestra el siguiente mapa.
Los datos forman parte del segundo informe que el pasado mes de junio presentó la Organización Mundial de Aduanas, con el fin de mostrar las cifras que más asustan a las multinacionales. Podemos comprobar que los chinos siguen siendo los reyes en esto de copiar. Con más de 11.000 productos falsos vendidos al resto del planeta, China pertenece a ese grupo de países que disponen de mano de obra barata y una capacidad tecnológica suficiente para ‘homenajear’ y convertirse en enemigo de las marcas.
Sobre todo, de Nike, que encabeza la lista de las multinacionales más copiadas del globo, o de Apple, que le sigue en segunda posición. Aunque, sin duda, el caso más llamativo es el de la Viagra, que a pesar de ocupar el puesto número nueve en la lista de los quince productos más plagiados, encabeza el ‘ranking’ de los medicamentos falsos.
Tan copiada es la pastilla azul que, según la farmacéutica Pfizer – su propietaria -, un 25% del ‘spam’ que recibimos en el correo son ofertas de Viagra. Falsa, claro.
La mayor parte de las copias van a parar a Estados Unidos. El año pasado, la potencia americana interceptó en sus aduanas 6.332 productos. Ahí es nada, pero en Europa ocurre algo parecido: Italia cuenta con 3.103 artículos confiscados, y, en lo que se refiere a España, unos 970 bienes nos colocan en la cuarta posición europea.
El hecho de que la copia sea más barata que el original no explica el caso de Arabia Saudí, un país con una renta per cápita por encima de los 19.000 euros que también se siente atraído por las falsificaciones, tal y como demuestran los 4.168 objetos retenidos en sus aduanas.
Y si a las grandes marcas les asustan estas cifras, la tendencia de futuro que hay detrás les da más miedo todavía. Según el informe de la organización, con internet, interceptar copias se convierte en una tarea bastante complicada, gracias al anonimato que proporciona la Red, al menor control y al componente transnacional – que permite alojar los servidores en países donde la copia está menos penada y poder contactar, así, con los clientes.
En la Red, las copias que más filón tienen entre los consumidores españoles son los medicamentos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 62% de los fármacos que se adquieren por internet resultan ser más falsos que Doraemon tocando el piano. La ya mencionada pastilla azul y los anabolizantes son los bienes que más se compran.
Desde hace un tiempo, España pertenece a la Red Global Anti-falsificaciones (GACG, en inglés), una entidad que vigila con especial atención 40 países y se halla en contacto con otros muchos. Porque la unión hace la fuerza, y por muy divertidas que sean las galletas Borio, a las multinacionales no les hace gracia esto de los productos falsos. Igual no tienen el mismo sentido del humor…
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Con información de World Trademark Review, Banco Mundial, GACG, La Nueva España, Dimensis e Impotencia Masculina
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