Según los expertos, el avión es el medio de transporte más seguro y más cómodo. Sin embargo, en la práctica da más miedo que el resto y el confort suele brillar por su ausencia (más aún si viajas en ‘low cost’). Además, a los ya muchísimos defectos que podemos sacarle, las aerolíneas se empeñan en sumar nuevos desaciertos año tras año. Como si no tuviéramos suficiente…Estas son las ideas más extravagantes (y a menudo inútiles o indeseables) que se han propuesto para ‘mejorar’ los aviones:
El plan maestro: que la cabina de pasajeros se desprenda del avión si las cosas se ponen peliagudas y descienda lentamente gracias a un puñado de paracaídas.
¿Quién está detrás? Un supuesto ingeniero aeronáutico ucraniano que se hace llamar Vladimir Tatarenko y ha tenido sus quince minutos de gloria al proponer esta idea en su canal de YouTube.
Es una calamidad porque… el coste de implementar tales mejoras sería inasumible para las aerolíneas; o al menos eso opinan los expertos que se han llevado las manos a la cabeza con la ocurrencia.
El plan maestro: de nuevo, que los aviones sean desmontables, pero esta vez en aras de la eficiencia y no de la seguridad. Cuando una nave aterrizase, no haría falta esperar a que estuviera limpia y preparada para que embarcasen nuevos pasajeros: se cambiaría la cabina y a volar.
¿Quién está detrás? Los ingenieros más volados de Airbus.
Es una calamidad porque… nos da miedo pensar en los errores que podrían cometer las aerolíneas con las prisas y ese afán de ahorrar tan descarado.
El plan maestro: si los aviones tienen que tener el morro puntiagudo por cuestiones de aerodinámica, los pilotos ahí delante son un estorbo. Estarían mucho mejor en cualquier otro sitio, pero tienen la molesta manía de mirar por la ventana a ver qué tienen delante de sus ojos. ¿Solución? Cambiar el parabrisas delantero por unas cámaras y que vean a través de una pantalla desde la parte trasera del avión.
¿Quién está detrás? De nuevo Airbus.
Es una calamidad porque… las cámaras y las pantallas también tienen la manía de romperse, una manía incluso aún más fea que la de mirar por la ventana de los pilotos.
El plan maestro: apilar pasajeros uno encima del otro, un poco como bloques en un juego de Tetris, para conseguir un 30 % más de ocupación. Los asientos así dispuestos (reclinables, eso sí) aprovecharían mejor el espacio. Para llegar a la parte superior, una escalerilla y asunto arreglado.
¿Quién está detrás? No hace falta ni decirlo… Airbus.
Es una calamidad porque… aunque la patente afirme que los pasajeros “todavía” viajarán bastante cómodos, habría que eliminar los portamaletas superiores para el equipaje de mano. Aunque Airbus imagina que este arreglo sería «adecuado» para la clase business, ya que los asientos podrían reclinarse hasta 180 grados.
El plan maestro: colocar una compuerta en el suelo, justo delante de la puerta de la cabina de mando, que el piloto pueda abrir con un botón. Si un terrorista pretende acceder a la cabina para secuestrar el avión, se abre y a freír espárragos.
¿Quién está detrás? Hay distintas versiones. Un tal Gustano Pizzo inventó un sistema que metía al asaltante en una cápsula y lo dejaba caer suavemente al vacío con un paracaídas allá por los 70. Décadas más tarde, tras el atentado contra las Torres Gemelas, los incombustibles ingenieros de Airbus diseñaron la trampilla de la imagen, más simple y menos peligrosa para el secuestrador en ciernes.
Es una calamidad porque… solo funcionaría una vez. En cuanto cayera el primero, ningún otro terrorista con dos dedos de frente se colocaría encima de la trampa. Tan eficaz como las artimañas del Coyote contra el Correcaminos.
El plan maestro: colocar una mochila debajo de cada asiento con todo lo necesario para echar una cabezadita en el avión, que según esta patente vendría a ser un armatoste compuesto de almohadón para cabeza y pecho y unos reposabrazos, todo ello sujeto al asiento mediante correas.
¿Quién está detrás? Pues seguro que Airbus, ¿no? No. Esta vez es cosa de Boeing.
Es una calamidad porque… ya tenemos bastante con el ‘jet lag’. No queremos terminar cada viaje también con tortícolis.
El plan maestro: algo así como compartimentos bastante estrechos para (intentar) dormir en los viajes largos, privilegio hasta ahora solo al alcance de los que volaban en clase ‘business’ o con la mochila para siestas bajo el asiento.
¿Quién está detrás? Dame una “a”, dame una “i”, dame una “r”, dame una… ¡Airbus!
Es una calamidad porque… a la vista de la imagen, la gente no podría sentarse, cosa por otra parte obligatoria (y la patente lo recuerda) durante el despegue y el aterrizaje. Además, siendo para trayectos largos, este sistema forzaría al pasajero a tomar una terrible decisión: ¿dormir tumbado o comer sentado? No se puede tener todo.
El plan maestro: cambiar la disposición de los asientos por una circular, de tal forma que el avión (o al menos la cabina de pasajeros) tendría que ser redondo. Vamos, lo que se ve en la imagen.
¿Quién está detrás? Airbus otra vez, sí.
Es una calamidad porque… cambiaría de manera radical la concepción que tenemos de un avión, menos tipo rosca y más al estilo del fartón valenciano. ¿Por qué no hacemos los coches triangulares? No, ¿verdad? Pues esto tampoco.
El plan maestro: cambiar la disposición de la cabina para que cada pasajero tenga un poco más de espacio para estirar las piernas y haya una mayor separación entre asientos.
¿Quién está detrás? La firma francesa Zodiac Aerospace.
Es una calamidad porque… la gente estornuda, emite ruidos y hace un sinfín de cosas desagradables. Además, la sensación de tener a otra persona delante de tus narices durante todo el viaje sería un poco rara… Ya ocurre en algunos trenes y te quieres morir. ¿Más espacio? No compensa.
El plan maestro: si has visto alguna peli de ‘La guerra de las galaxias’, ya sabes en qué consiste. En la vida real, según la patente, el sistema sería capaz de detectar la onda expansiva de una explosión cercana (u otros peligros acechantes) y crear una barrera protectora a través de un arco electromagnético alrededor del vehículo. En la foto se ve un ‘jeep’, pero también vale para una aeronave.
¿Quién está detrás? Boeing, que hace mucho tiempo fue proveedor de la Alianza Rebelde en una galaxia muy, muy lejana…
Es una calamidad porque… no es mala idea, pero nunca molará tanto como en ‘Star Wars’. Ni de lejos. Y esa era la gracia del invento, ¿no?
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