Noviembre se viste con bata blanca para festejar la Semana de la Ciencia, un evento con el que recordar la importancia de la investigación para la sociedad y para despertar vocaciones en niños y jóvenes. Solo en España existen muchos científicos españoles que son dignos de emular. Los hay en salud, realidad virtual, informática… Sus descubrimientos ayudan a hacer del futuro un lugar más increíble.
Nuestros científicos han hecho descubrimientos en el campo de la medicina que nos asegurarán una vida más larga y con menos sufrimiento en las próximas generaciones. Por ejemplo, eliminando enfermedades genéticas. El científico alicantino Francis Mojica, que muchos ven como uno de los próximos ganadores del Nobel, es el descubridor de CRISPR, una técnica de edición genética entre cuyas virtudes está la de eliminar problemas en los genes de embriones humanos que darían lugar a enfermedades hereditarias. Y no solo eso: “En el futuro se espera que esta técnica pueda curar el cáncer y el alzhéimer», ha asegurado Mojica.
No es el único investigador español que lucha contra el alzhéimer. Fernando Maestru capitanea un equipo de investigadores españoles y japoneses que ha dado con unos biomarcadores esenciales para detectar la enfermedad dos décadas antes de que se muestren sus primeros síntomas. La clave está en la abundancia de la proteína amiloide (que aumenta si dormimos poco o mal) y en “una serie de alteraciones funcionales”, en palabras de Maestru. En cinco minutos se obtiene el resultado, a través de una magnetoencefalografía nada invasiva.
Pero, además, los científicos españoles también son capaces de relacionar la salud con los robots. Xavier Amatriain, que estuvo detrás del algoritmo de recomendación de Netflix, es el cofundador y CTO de Curai, una ‘startup’ con la que quieren que los algoritmos diagnostiquen nuestras enfermedades. El objetivo es que les contemos nuestros síntomas, les mostremos imágenes de nuestro cuerpo o accedan a los resultados de una analítica. Con esta información, las máquinas elaborarán un diagnóstico.
Por ejemplo, si tuviéramos una erupción cutánea, nos podrían ayudar algoritmos que son capaces de ordenar imágenes por la enfermedad de la piel que se ve en ellas. También, la máquina nos preguntaría en qué zona nos encontramos, por si pudiera deberse a una alergia, o investigar más síntomas, como fiebre o dolor. El objetivo no es sustituir a los médicos (de hecho, cuando no sea capaz de dar con la enfermedad, recomendará acudir a ellos), sino al lamentablemente popular ‘doctor Google’, con un sistema fácil de usar y creíble. Para ello, cuenta con doctores en su equipo, además de profesores del MIT y extrabajadores de eBay, Dropbox o YouTube.
En el campo de la ingeniería y la informática también destacan muchos científicos españoles. Por ejemplo, en la prometedora realidad virtual. Son muchos los compatriotas que trabajan en ese campo para las grandes tecnológicas. La ingeniera navarra Mar González Franco es parte del equipo de Microsoft; se dedica a investigar cómo crear nuevas experiencias virtuales o mixtas junto a ganadores del premio Turing, el Nobel de la informática. Y sin salir de Zaragoza, Diego Gutiérrez trabaja con la NASA, Disney o Activision. También, investiga para crear imágenes virtuales que sea difícil diferenciar de las reales. Y no se quiere ir de Aragón.
Mientras que ellos avanzan en la realidad virtual, otros se adentran en cómo funciona la mente y en cómo nos puede ayudar a mover objetos. Juan C. Moreno ha trabajado en el diseño de un robot exoesqueleto, cuyo objetivo es ayudar a caminar a personas con lesiones medulares o enfermedades cerebrovasculares. Para ello, unos sensores miden las señales del cerebro y los músculos del paciente. En el robot, que se llama BioMot, han trabajado especialistas de cinco países.
Mientras, José del R. Millán está detrás de un casco con electrodos que transforma las señales del cerebro en movimiento. Millán andaba detrás de esta idea desde hace 20 años, cuando proponía a sus colegas europeos que esas señales se podían decodificar. Desde la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, dirige y coordina proyectos e investigadores, después de haber presentado una silla de ruedas que se desplaza a izquierda o derecha siguiendo las órdenes de nuestro pensamiento:
Mientras, los ordenadores cuánticos, que para muchos son todavía algo lejano e insondable, son el pan de cada día para otros científicos españoles. El uso de cúbits en vez de bits es la especialidad del físico Pol Forn-Díaz, que trabaja en el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona para construir el primer ordenador español de estas características.
Mientras tanto, Enrique Solano y Lucas Lamata, investigadores de la Universidad del País Vasco, han desarrollado un trabajo similar en el laboratorio de computación cuántica de Google. En él trabajaron para concebir ordenadores cuánticos que ayudaran a acelerar la investigación científica. Todavía este tipo de máquinas está muy verde, pero se espera que el trabajo sirva para que pronto abandonemos los prototipos y contemos con ordenadores que mejoren el ritmo al que recibimos los progresos.
Y de materiales también saben los científicos patrios. Investigadores de varios centros españoles, como el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia (ICN2) o el Donostia International Physics Center, han creado una membrana de grafeno con poros, modificable en forma y densidad. Aitor Mugarza, del ICN2, explica que “nanoestructurar el grafeno con precisión atómica permitirá que tenga nuevas propiedades y nuevas aplicaciones, sobre todo en química y biología”. Así, este material con propiedades casi milagrosas se podría usar en sensores o filtros.
Y no solo fabricamos el grafeno del futuro. También, los medicamentos. Hace unas semanas se anunció el primer nanofármaco que bloqueaba el desarrollo del cáncer de colon, el tumor maligno más extendido en España. Es el resultado de una investigación de científicos españoles del CSIC y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), entre otros centros. Antonio Villaverde y Esther Vázquez, de la UAB, y Ramon Mangues, del Institut d’Investigació Biomèdica de Sant Pau, han coordinado la investigación.
De acuerdo a su explicación, el medicamento elimina solo las células metastásicas y mantiene las sanas. De momento se ha probado con animales, pero se espera que en el futuro pueda usarse hasta con una veintena de tumores, como los de mama, ovario o próstata.
Como se puede comprobar, los científicos españoles tienen mucho que aportar a la investigación global. El futuro es cada vez más prometedor, y eso es posible gracias, en buena medida, a nuestros compatriotas. Seguro que pronto tendremos más novedades desde dentro y fuera de nuestras fronteras, que nos harán soñar con un nuevo porvenir en campos como la medicina o la tecnología.
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Con información de El Confidencial (1, 2, 3, 4), La Sexta, Hoja de Router (1, 2, 3), El Comercio y Abc. Imágenes de El futuro es apasionante y Pixabay.