“Maldito cumpleaños, malditos veinte años
Ahora soy piloto de pruebas
en una factoría de sillas de ruedas”.
‘Maldito cumpleaños’, Los Nikis.
Un prestigioso científico español murió el verano pasado mientras celebraba con una gran fiesta su quincuagésimo cumpleaños. Parece ser que el hombre había marcado en rojo esa fecha en el calendario, porque siempre había creído que no superaría la edad de su padre, quien también murió al cumplir 50. Pero la profecía que trataba de esquivar acabó cumpliéndose, y el celebrante murió de un espasmo cuando bailaba una conga con sus amigos.
William Shakespeare murió el 23 de abril de 1616, el día que cumplía años. La actriz María Félix, el 8 de abril de 2002, al cumplir los 88, y su colega sueca Ingrid Bergman, el 29 de agosto del 82, a los 67. Puede que sean únicamente tres infelices casualidades (cualquier día es malo para morir y el cumpleaños sólo es uno más de 366), pero puede que no: un estudio llevado a cabo por la Universidad de Zurich demuestra que las probabilidades de morir el día de tu cumpleaños son un 14% mayores que cualquier otro día para personas de más de 60 años. Además, este porcentaje va aumentando con la edad.
Con el gráfico nombre de ‘La muerte tiene preferencia por los cumpleaños’, el estudio elaborado por el doctor Vladeta Ajdacic-Gross ha utilizado los datos de 2 millones de personas en todo el mundo para hallar que en los cumpleaños se multiplican el número de infartos, ataques al corazón, caídas… y suicidios: “Los cumpleaños resultan mucho más letales de lo que uno podría esperar”, explica el autor del estudio.
Uno de los factores de riesgo del cumpleaños es, precisamente, su celebración. En el ejemplo que abre el artículo, el celebrante aparca momentáneamente la prudencia que le ha permitido cumplir 50: craso error: el abuso de alcohol, comida y otras sustancias está detrás de muchos de los fallecimientos cumpleañeros. Los ataques al corazón aumentan un 18,6% y los infartos un 21,5% entre los mayores de 40.
El segundo factor es curiosamente el contrario: si el cumpleañero no celebra, puede que le desuele la idea de hacerse mayor, así que los casos de suicidio se multiplican en fecha tan señalada, especialmente entre los hombres. La probabilidad de quitarse la vida aumenta un 35%, afirma el estudio. También aumenta un 28,5% la de tener un accidente de coche (muchas veces suicidios encubiertos, no lo olvidemos) y un 44% el riesgo de muerte por caída.
De modo que si eres supersticioso o sugestionable, lo mejor que puedes hacer es seguir los pasos del escritor inglés Jonathan Swift, quien vestía de negro el día de su cumpleaños y rechazaba cualquier alimento o bebida. El autor de ‘Los viajes de Gulliver’ estaba obsesionado con la muerte y odiaba la perspectiva de hacerse mayor, extremo que no pudo evitar, pues alcanzó los 78 años de edad, aunque al menos no murió el día de su onomástica, sino un mes y medio antes: el 15 de octubre de 1745.
Estudio original. Visto en Telegraph.
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