¿Escalera hacia el cielo? Mejor ascensor
“Las nuevas ideas pasan por tres fases: 1. Es imposible. 2. Tal vez pueda hacerse pero no vale la pena intentarlo. 3. ¡Sabía que era una buena idea!”. Arthur C. Clarke
La posibilidad de subir al espacio en ascensor viene fraguándose desde hace medio siglo, tanto en la ciencia como en la ciencia-ficción. La teoría vino primero, durante los años 60, pero su ascenso a la fama llegó de mano de Arthur C. Clarke, quien describió el primer ascensor espacial en 1979, en su novela “Las fuentes del paraíso”.
Sobre el papel, los ascensores espaciales son más baratos y seguros que los transbordadores y los cohetes. En la práctica están por construirse. La NASA ha lanzado el reto a tres equipos, que esta semana competirán en los Juegos del Ascensor Espacial, (Space Elevator Games) en el desierto de Mojave, en California (EEUU). El ganador se llevará la gloria y dos millones de dólares.
El reto consiste en subir unos robots a través de un cable suspendido por un helicóptero a una altura de un kilómetro, impulsándose mediante rayos láser. Los vehículos deben trepar hacia el cielo a una velocidad media de cinco metros por segundo. Es la cuarta vez que la agencia espacial convoca los juegos del ascensor, pues las tres ediciones anteriores nadie logró superar el reto.
La idea subyacente en el ascensor espacial es que los vehículos subirán y bajarán por un cable fijado a una estructura en el suelo y, por el otro extremo, desplegará miles de kilómetros hasta quedar fijado en una órbita geoestacionaria similar a la de los satélites que circunvalan la Tierra en todo momento. La electricidad para propulsar las “cabinas” se conoce como “rayo eléctrico”, unos rayos láser que apuntan a unas células fotovoltaicas en el fondo del ascensor.
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