El surf es un deporte que se practica en playas abiertas en el que te pasas gran parte del tiempo remando y en el que cabalgas durante segundos, si es que consigues subirte a una ola. Sin embargo, existen unos pocos ríos en el mundo donde se generan olas muy potentes que remontan los cauces y cuyo recorrido puede durar horas. Este fenómeno se llama macareo o ‘tidal bore’ y se produce en los estuarios con grandes oscilaciones de marea –de más de seis metros-. Estos son los escasos lugares del mundo donde podemos disfrutar de la interminable locura de surfear en un río:
El macareo que se genera en el Río Svern de Inglaterra es uno de los más famosos del mundo. De hecho, su estuario desemboca en el Canal de Bristol, uno de los lugares con mayor variación de marea (hasta 15 metros). Esto provoca grandes olas río arriba que son aprovechadas por los surfistas. El macareo más violento ocurre en primavera. Como curiosidad, el primero que la surfeó fue un veterano británico de la Segunda Guerra Mundial llamado Jack Churchill, conocido por haber llevado una espada durante el conflicto y por haber sido el único soldado aliado que mató a un enemigo con un arco.
En Francia el fenómeno ocurre en desembocaduras del Atlántico principalmente en los equinoccios. En Aquitania, en el estuario de Gironda, el agua entra con fuerza cuando sube la marea y provoca el macareo tanto en el río Garona como en el Dordoña. Más al norte, en la Baja Normandía también ocurre en la Bahía del Monte San Miguel. Hasta 1960, también tenía lugar un poderoso tidal bore en el Sena que cesó cuando se dragó el fondo del río.
Alaska también cuenta con un macareo en la Ensenada de Cook, en el Golfo de Alaska. No encontrarás muchos surfistas en las playas de Alaska, pero encontrarás un intrépido grupo de lugareños que navegan la marea de Turnagain Arm, una marea extrema que se produce en este estrecho, poco profundo y suavemente inclinado, haciendo que se eleve rápidamente, formando una ola de hasta 1,80 metros de altura. En lugar de recorridos cortos y repetidos, surfear esta ola significa estar subido a ella durante kilómetros. Y no querrás perderla, porque no poder seguirla a medida que avanza puede significar dejarte los brazos remando para regresar al punto de partida.
El Río Petitcodiac también alberga otro de los mejores tidal bores. La marea de la Bahía de Fundy, el lugar con la variación de marea más grande del mundo, provoca una ola de hasta 2 metros que remonta el río durante kilómetros. El agua aquí tampoco debe estar muy caliente. El fenómeno se crea por una serie de factores que incluyen la pendiente del río, el flujo aguas abajo, la morfometría de la cuenca, las fases lunares, las estaciones y los vientos. La ola de frente vertical se mueve río arriba a 13 km/h y se canaliza hacia una zona de agua más estrecha, como es el río Petitcodiac.
La voz Pororoca es una onomatopeya en guaraní que significa “gran estruendo” y se utiliza para designar el oleaje ruidoso que recorre un río durante los macareos. Esta ola «mágica» se forma al encontrarse las aguas dulce y salada del río Amazonas con el océano Atlántico, en plena Amazonía brasileña, y reúne cada año a practicantes de surf y miles de turistas. El fenómeno se presenta entre septiembre y abril, pero gana más fuerza a finales de marzo con el período de luna llena. En 2011, el Gobierno de Pará declaró el torneo Surf en la Pororoca como Patrimonio Cultural de Naturaleza Inmaterial del Estado. En esta zona, junto con el Silver Dragon, se produce el tidal bore más potente del mundo.
El Dragón plateado surca el Río Qiantang en China y está considerado el tidal bore más grande del mundo. La ola puede llegar a los 9 metros de altura y viajar a velocidades de hasta 40 kilómetros por hora. El Dragón entra por el Mar de la China Oriental y pasa la capital de provincia Hangzhou amenazando las embarcaciones del puerto.
La gran ola de Bono tiene lugar en el Río Kampar en Indonesia. Es un río ancho que luego se estrecha considerablemente favoreciendo el fenómeno a lo largo de 60 kilómetros río arriba. De hecho, el río se ensancha de 200 metros a 2 kilómetros en su desembocadura. En los cambios de luna, la marea sube y la ola alcanza los 2 metros proporcionando cabalgaduras de más de una hora.
Múnich se encuentra a 500 km de la costa, pero paradojicamente es uno de los destinos más populares del surf en ríos gracias al río Eisbach, donde una ola producida en el canal del Isar, a la puerta del Englischer Garten o Jardín Inglés, rompe directamente frente a un puente peatonal, por lo que es habitual ver a los surfistas vestidos con trajes de neopreno, aguardando pacientemente su turno. Una vez en el agua, casi no hay tiempo ni para pararse. Es lanzarse con la tabla, reaccionar rápido y comenzar a correr la ola de un extremo a otro.
Con los temporales se torna bastante difícil surfear en las playas de la ciudad. Pero siempre se pueden buscar alternativas remontando unos centenares de metros el río Urumea en su tramo final. ¡Surf en pleno centro de San Sebastián!