La novia del fundador de Match.com le dejó…por otro hombre que conoció en Match.com
La génesis de una de las páginas más famosas de citas on-line tiene sitio para una curiosa paradoja del destino, en la que estuvo involucrado su propio fundador. Era 1995, y en aquel entonces el norteamericano Gary Kremen vio el potential de las citas on-line para crear Match.com.
Pero nunca imaginó este emprendedor licenciado en Stanford que sentiría tan pronto, y en sus propias carnes, el poder de un idea que hoy le ha hecho multimillonario.
Con el número de suscriptores acercándose a los 1,8 millones (y 20 millones de miembros), la compañía ha tenido que desarrollar un software cada vez más sofisticado para gestionar, ordenar y conectar a los singles del mundo deseosos de amor.
El sitio, de hecho, utiliza un complejo algoritmo que sugiere a las personas no sólo basándose en lo que la gente dice que está buscando (el color del pelo, edad, la altura etc), sino también en su comportamiento mientras navegan en el propio site.
Sin embargo, hubo un tiempo en que las citas se hacían de otra forma más rudimentaria.
Cuando Gary Kremen tuvo la idea de crear Match.com nos encontrábamos en los inicios de Internet como herramienta social. Por tanto, se enfrentó a un problema muy pronto. En 1995 la mayoría de la gente no estaba on-line; y a los que estaban no se les esperaba para citarse digitalmente.
Así que Kremen consiguió que todas las personas que conocía participaran de su red abriéndose un perfil. De hecho tenía a todos sus empleados destinados básicamente a la creación de nuevos perfiles con los que hacer crecer una masa de usuarios para que aquello cogiera temperatura.
Y aunque él estaba en medio de una relación estable, también se inscribió, junto con su novia, a la que por supuesto abrió el consiguiente perfil.
Tuvo un éxito inmediato. Una masa crítica comenzó a utilizar el sitio de citas on-line atraída por el calorcillo que ofrecía el nuevo Sol de la era de Internet. Pero fracasó en un aspecto importante: la propia novia de Gary Kremen contactó con otro hombre a través de Match.com y le abandonó.
Unos años después, el optimista de Gary Kremen diría que, si bien aquello fue una lección dolorosa para su corazón, le mostró sin duda que su idea ¡funcionaba!
Después de aquello Gary Kremen puso on-line el dominio sex.com que también había comprado. Pero esa ya es otra historia, esta vez para corazones más solitarios.
Gary Kremen
Lo cuenta Slate en Inside Match.com