
El artista que lleva once años fotografiando todo lo que toca con su mano derecha
Fotos, fotos y más fotos. Con el ‘smartphone’ a mano, cada vez hacemos más fotografías y, casi sin darnos cuenta, vamos construyendo una autobiografía gráfica. En realidad, nuestros padres y nuestros abuelos ya lo hacían revelando fotos para guardarlas en un álbum, pero ahora la fotografía digital de nuestro móvil nos lleva a crear ese mismo álbum a lo grande, capturando todos y cada uno de los instantes de nuestra vida.
Es el caso de Alberto Frigo, un artista de origen italiano y residente en Suecia que ha fotografiado cada objeto que su mano derecha ha ido tocando durante once años. Frigo construye así el retrato de su vida desde el punto de vista de una mano, la suya.
“Que la mano derecha sostenga un objeto creo que es la mejor forma de indicar una actividad», explica a Cooking Ideas. «Como la de los manuales de usuario que te muestran cómo hacer cosas. Verás una mano derecha que enseña, por ejemplo, a arreglar el motor de un coche o hacer jardinería usando varias herramientas”.
https://www.youtube.com/watch?v=_sIqvWkdU7Y#t=24
Frigo comenzó a fotografiar su vida en 2004, varios meses después de comprar una ‘pencam’, una pequeña cámara vertical sin pantalla perfecta para llevar en el bolsillo. Con la cámara empezó a realizar lo que llevaba deseando hacer desde finales de los noventa: fotografiar instantes de su vida cotidiana como hacer la colada o amasar pan.
La idea de recoger cada instante en imágenes para elaborar una autobiografía no es nueva. Este fenómeno se conoce como ‘lifelogging‘ y ha llamado la atención de otros artistas como el coreano Alan Kwan, que recoge su día a día gracias a una cámara de vídeo que lleva consigo a todos lados. Sin embargo, el peculiar enfoque de Frigo y su mano derecha hacen de su obra un proyecto autobiográfico de lo más original.
“Resultaba demasiado frustrante grabar estos procesos con cámaras de vídeo porque requerían mucha edición después, así que pensé en una especie de manual de usuario que mostrara el proceso de mi vida a través de los objetos que usa mi mano derecha”.
Un manual que ya recoge unas 328.320 fotos, y que muestra al artista tomando café, lavándose los dientes, cocinando, buscando en internet, chateando por el móvil, poniéndose unas gafas, limpiando la taza del váter o dando el chupete a su hijo. Frigo fotografía unas 76 veces al día y almacena cada imagen en su web, 2004-2040.com.
Las dos fechas que componen el nombre de su página no son fruto de la casualidad, sino el inicio y el final (si todo sale bien) del proyecto de Frigo. Si el artista ha echado correctamente las cuentas, en 2040 habrá conseguido hacer el millón de fotos que necesita para crear un cuadro de diez metros de ancho y diez de alto que muestre su periplo vital.
La obra de Frigo no solo resulta curiosa por que capture todo lo que toca su mano derecha, sino también porque el artista resultó estar adelantándose a su tiempo empezando a recoger fotografías en cualquier parte y a cualquier hora, incluso antes de que aparecieran los móviles con cámara.
Según el artista, su ocupación resultaba demasiado rara para sus familiares y amigos. Aunque ahora lo de ir haciéndose fotos por ahí es algo más habitual, su entorno lo sigue viendo raro, pero por el motivo contrario: “Mi cámara se está pasando de moda y a menudo la gente se cree que sirve para medir la diabetes o que tengo alergia a algo”.
Un punto de vista discreto
El pasado mes de febrero, el artista expuso parte de sus fotografías en la Galería de la Ciencia de Dublín, bajo el título ‘Imágenes de un artefacto usado con la mano principal’. La exposición contó con todas las imágenes que había recogido en 2009 y que, colocadas en un panel de forma cronológica, mostraban al visitante cómo había sido el año de Frigo.
Fotos que revelan las tareas cotidianas del artista y también las escenas de las que uno podría avergonzarse. “Las fotos se basan en mí, en mi mano y en las cosas que toco. A veces necesito hacer fotos de cosas más intimas y algunas partes del cuerpo se ven, pero no me da vergüenza”. No obstante, Frigo afirma que esta peculiar forma de tomar fotos “es muy discreta”.
Una curiosa forma de dejar constancia de lo que uno ha vivido.
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Las imágenes de este artículo han sido cedidas por Alberto Frigo.
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