La canción del verano parece seguir un patrón preestablecido para fabricar éxitos basados en ritmos similares y vídeos de asombroso parecido, entre los que destacan ejemplos tan palpables como ‘Despacito’, ‘La Mayonesa’, ‘La Bomba’ de King África o incluso ‘El Tiburón’ (se la llevó). Sin embargo, hubo un tiempo en que no fue así: la canción del verano no siempre fue un tema diseñado siguiendo una fórmula para alcanzar el éxito en los meses más calurosos del año, donde el perreo, las carnes bronceadas y las barbacoas mandan. A Georgie Dann le funcionó, pero a otros artistas que llegaron a lo más alto de las listas en pleno verano no les hizo falta recurrir a esta ecuación mágica:
Era agosto de 1991 y el cantautor canadiense Bryan Adams disfrutaba del número uno de la Lista Billboard con su archiconocido (y moñas, todo hay que decirlo) ‘(Everything I Do) I Do It for You’. Sin chicas en ropas menores meneando los glúteos, en medio de un bosque y sin quitarse la cazadora vaquera, el éxito de Adams vino de la mano de un tal Kevin Costner con arco: la canción formaba parte de la banda sonora de ‘Robin Hood’, que fue uno de los éxitos cinematográficos del año, por lo que tenía bastante camino ganado.
Su letra «Disco Ibiza, Locomía, moda Ibiza, Locomía, sexy Ibiza Locomía, mar Ibiza Locomía, sol Ibiza Locomía marcha Ibiza Locomía, crazy Ibiza Locomía…» era una oda al espíritu ibicenco de finales de los ochenta, un tema que hoy todavía provoca ganas de huir al archipiélago balear. Más allá de la canción, si se le puede llamar así, triunfó por la puesta en escena del grupo que la interpretaba, bien llena de abanicos gigantes y hombreras más grandes todavía. Y por la posterior parodia que le hicieron Martes y 13, claro está.
No habría que esperar mucho hasta ver otra canción inesperada en el papel de tema del verano. Era agosto de 1998, y mientras Ricky Martin apostaba por ‘La copa de la vida’ para ponerle ritmo al Mundial de Fútbol de Francia, las guitarras de Aerosmith se ponían al servicio de su balada más popular, ‘I Don’t Want to Miss a Thing’, que llegaría al número uno de ese termómetro de éxitos que es la Lista de Billboard. La canción fue grabada para la banda sonora de la película ‘Armageddon’. No te digo nada y te lo digo todo.
Mientras en España se celebraba el mundial de fútbol y Naranjito causaba sensación, otra canción guitarrera levantaba pasiones en todo el mundo. Era el verano de 1982 y Survivor publicaba ‘Eye of the Tiger’, que formaba parte de la banda sonora de ‘Rocky III’. Esta sí era una canción movida, pero nada que ver con los temas veraniegos que suenan hoy. Sin embargo, y haciendo honor al nombre del grupo, esta sigue sobreviviendo en discotecas y otros locales de entretenimiento nocturno.
Una de las canciones que la banda de Sting dejó como legado artístico y que aún suenan en la actualidad en multitud de ocasiones también fue, en su momento, una canción del verano. Se trata de la que copó las listas de éxitos en 1983, y que fue publicada en mayo de ese mismo año: ‘Every Breath You Take’. Por aquel entonces, Sting tenía pelazo y las canciones del verano no tenían que ser bailables. Con los años, Sting dijo que le sorprendía el éxito de una canción «fea y siniestra» que compuso cuando se estaba divorciando.
Otras de esas incursiones a lo Locomía en el Olimpo de la canción del verano inesperada. Y el de 2004 fue de O-Zone, que se lo llevó fresquito desde Moldavia-Rumanía con ‘Dragostea Din Tei’ , que significa en rumano «Amor bajo los tilos», un tema que aumentó el consumo de cócteles exóticos en las noches de medio planeta. El pegadizo estribillo eurodance venido del este tuvo una segunda vida tras ser versioneada como himno gay por Los Morancos de Triana. Cómo no recordar aquello.
El rey del rocanrol también llegó a lo más alto un verano; en el de 1960, concretamente. Aún quedaba un siglo para que Enrique Iglesias y los ritmos latinos arrasaran por todo el mundo y los éxitos veraniegos diferían mucho de los de ahora. De hecho, Elvis logró el número uno con ‘It’s Now or Never’, que no es precisamente uno de sus temas más movidos. De hecho está compuesta sobre la base de la canción italiana ‘O Sole Mio’ de Eduardo di Capua. Eran otros tiempos…donde se bailaba agarrado.
Con ellos empezó todo. Porque la explicación del éxito de ‘Macarena’ es que no tiene ninguna explicación. Si bien las semejanzas de este tema con las clásicas canciones del verano de Georgie Dann son numerosas, el éxito que tuvo en 1996 fue totalmente inesperado. Que triunfase en las ferias patrias, vale. Pero estar 14 semanas seguidas en el número uno de la lista Billboard es como de otra galaxia. Que la llegara a bailar Bill Clinton en su campaña presidencial igual era más difícil de prever, consiguiendo gracias al público foráneo nada menos que 120 millones de copias vendidas. Para hacernos una idea del tremendo éxito, Alejandro Sanz ha vendido apenas 25 millones de discos en toda su carrera.
Más allá de su archiconocido ‘Hotel California’, The Eagles también consiguieron algún que otro éxito en los 70. Y precisamente en verano. En agosto de 1975, de hecho, alcanzaron el número uno con ‘One of These Nights’, una canción con la que la banda pretendía distanciarse de sus habituales sonidos, dejando de lado la etiqueta de «artistas expertos en baladas» para pasar a demostrar que también se podían manejar, y muy bien, en resbaladizos terrenos entre el country, el rock, el folk, el blues y el funk. ¿Lo consiguieron? Qué más da. Fue la canción de aquel verano, y eso no tiene precio.
Pero si existe un ejemplo de que el éxito del verano se encuentra flotando en el viento, ese es el de las cordobesas hermanas Muñoz, las hijas del Tomate, que en 2002 contra todo pronóstico continuaron la estela de ‘Macarena’ y consiguieron un éxito internacional con su canción de letra un tanto alienígena, ‘Aserejé’, que no era más que una versión de otra canción mucho más antigua de los Sugar Hill Gang, que la popularizaron allá por los finales de los 70s bajo el nombre de ‘Rapper’s Delight’. A pesar de la locura de estribillo («Aserejé ja de je de jebe tu de jebere seibiunouva majavi an de bugui an de güididípi») vendieron la friolera de siete millones de copias y fue número uno en más de veinte países, entrando de la noche a la mañana en el top 100 de las canciones más vendidas en la historia de la música a nivel mundial. Así, sin despeinarse y sin saber apenas cantar. De ellas, como de Diego, que venía rumbeando, no hemos vuelto a saber.
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