Los adictos a la información ya tenemos un nuevo juguete de Google para entretenernos. Se trata de Ngram, una especie de Google Trends pero mucho más interesante porque sus datos no provienen de Internet sino de los miles de libros escaneados por Google Books. Esa base de datos de millones de palabras puede dar lugar a una nueva ciencia, según Science: la “culturcomía”.
La imagen que abre este artículo es una comparativa del uso de seis términos regímenes políticos en los últimos tres siglos en libros escritos en español. Como puede verse, se empieza a hablar de república a finales del siglo XVIII, poco antes de la Revolución Francesa, que acabaría dinamitando al Antiguo Régimen. No se empieza a hablar más de democracia que de república hasta la década de los sesenta del siglo XX, cuando empezaba a debilitarse el régimen fascista en España.
También es curiosa la evolución del uso del término “dictadura”, cuyo uso no se generaliza hasta los 80, tras la muerte de Franco. No debemos olvidar que el franquismo nunca se refirió a sí mismo como tal (¿alguna dictadura lo hace?) sino como “democracia orgánica”, con ese humor involuntario que suelen tener los eufemismos ocultadores.
La monarquía (hablamos del término, no de la institución) tiene su momento de gloria durante el siglo XIX, el más políticamente inestable de la historia de España. Desde entonces, mantiene una línea horizontal, estable dentro de la gravedad igual que, ahora sí, la institución en sí.
Es difícil no caer en la tentación de llegar a conclusiones precipitadas a partir de los datos que nos brinda Ngram, pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de palabras descontextualizadas: los libros publicados en español con la palabra “monarquía” pueden referirse a los Borbones, a los Tudor o al origen etimológico de la “monarquía”.
Llevo todo el fin de semana probando con otras términos –estilos musicales, monedas, países del imperio español– y he llegado a dos conclusiones: Ngram engancha y constituye una herramienta potencial interesantísima para historiadores, lingüistas, sociólogos o simples coleccionistas de conocimiento inútil, como es mi caso. Valga este ejemplo: ¿sabía Vd. que el auge de la palabra “zangolotino” coincide con la decadencia de “perillán” (muy en boga en 1860-70) y de “truchimán” (más usada entre 1950-60)? Pues ya lo sabe. Gracias a Google.
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