Alguna vez alguien me dijo que nuestras sociedades vivimos rodeados de supersticiones y pseudociencia. No fue hasta que me puse a analizar meticulosamente tal aseveración hasta que me di cuenta que es mucho más grave de lo que imaginaba. Le damos validez social a entablar converasciones sobre lo que dijo hoy el horóscopo, siempre tenemos cerca alguna persona que *se fue a leer las cartas*, enciendes la TV después de las 12 de la noche y probablemente te encuentres algún programa acerca de los astros, el periódico publica todos los días el horóscopo, no nos extrañamos al ver publicidad de productos milagrosos (cremas, pastillas o pulseras) y nos resulta absolutamente normal que se vendan productos homeopáticos en las farmacias.
La homeopatía fue inventada por el médico **[Samuel Hahnemann](http://es.wikipedia.org/wiki/Samuel_Hahnemann)** a principios del siglo 19, sostiene que los mismos síntomas causados por una sustancia tóxica pueden ser tratados con un remedio preparado con la misma sustancia tóxica siguiendo el principio de *lo similar cura lo similar*. Para ello diluyen la sustancia activa en agua. Según la teoría, [mientras más diluido, más potente](http://blogs.elcorreo.com/magonia/2005/9/5/-funciona-homeopatia-). Los defensores de estas práctica creen que mientras las diluciones más bajas tienen mayor efecto fisiológico, las diluciones más altas presentan mayores efectos en el plano mental o emocional.
Pero la homeopatía [no cura](http://mondomedico.wordpress.com/2010/05/17/las-falacias-de-la-homeopatia/). Una persona podría pasar horas, días, meses o años diciéndome que él o ella ***cree*** que la homeopatía tiene más efectos que la medicina convencional, pero esto no es acerca de *creer* o *tener esperanzas*, es acerca de ciencia, de hechos comprobables (una y otra vez por medio de diferentes tests ciegos y/o independientes).
La homeopatía parte de dos conceptos que están muchísimo más cercanos a la brujería y la curandería que la medicina:
1. Se considera que la raíz de una enfermedad o problema es el mal espiritual y que se manifiesta **primero** con síntomas emocionales, después mentales y finalmente físicos. Por ejemplo, los homeópatas están convencidos que la tuberculosis es causado por un desequilibrio espiritual.
2. La memoria del agua: la homeopatía se basa en una teoría que se ha comprobado es falsa. Se supone que al diluir más y más el principio activo, los efectos aumentan porque el agua tiene memoria y «recuerda» las propiedades de la sustancia que supuestamente nos va a curar y al ingerirla «cura mejor». El único estudio publicado al respecto es por el **[Dr. Benveniste](http://en.wikipedia.org/wiki/Jacques_Benveniste)** y resultó ser un fraude. Lo curioso es que los defensores de la homeopatía no consideran cualquier otro elemento con el que el agua usada ha estado en contacto. Los contenedores, los ríos de donde provienen, etcétera.
Es curioso que tantas personas sigan creyendo en la homeopatía, sobre todo si vivimos en un mundo donde hay una constante evidencia que la medicina que realmente nos cura y que ha mejorado nuestra calidad de vida es aquella que se basa en los avances científicos que día con día permite que más personas puedan vivir más tiempo y en mejores condiciones. ¿Por qué, entonces, tantas personas creen en una teoría del siglo 19 que evidentemente en el siglo 21 no tiene absolutamente ninguna validez?
Lamentablemente la homeopatía es aceptada y validada por muchos gobiernos y médicos que gozan de alta reputación *quien-sabe-por-qué*, aún cuando científicos mucho mejor calificados [la han descrito como simple *pseudociencia*](http://www.areino.com/mentira-homeopatia/). Los cambios positivos de suministrar agua son exactamente los mismos que darle pastillas de azucar al paciente: el efecto placebo.
200 años más tarde de su invención, la homeopatía y sus defensores no han logrado comprobar una sola vez que diluir pequeñas sustancias activas en agua tiene un efecto positivo sobre un paciente. ¿Te parece entonces que deberías confiar?
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