La franquicia ‘The Walking Dead’ está más viva que nunca y acaba de presentar el tráiler de la décima temporada, que se estrenará en octubre de este año. También se ha lanzado el primer avance del nuevo ‘spin-off’ de ‘The Walking Dead’, una nueva serie protagonizada por un grupo de jóvenes que nacieron cuando la civilización tal y como la conocemos ya ha caído; y que se estrenará durante la primavera de 2020. Aprovechando el parón hasta la llegada de la nueva temporada, nos hemos preguntado cuáles son las posibilidades de supervivencia de la raza humana ante un evento catastrófico de estas tremendas dimensiones.
La respuesta (digamos) científica la tiene un grupo de tenaces estudiantes de la Universidad de Leicester, que han publicado un inmortal estudio que limita las opciones de supervivencia de la raza humana ante el advenimiento del apocalipsis zombi. Y no son nada halagüeñas. Según los investigadores, un brote de zombis en la vida real dejaría a la población mundial en ruinas: en cosa de cien días —algo más de tres meses, tirando de optimismo—, humano tras humano caerían en las garras de la enfermedad hasta que no quedasen más de un par de centenares vivos.
A new world of #TheWalkingDead is coming this Spring… pic.twitter.com/CQsY6fyCaf
— The Walking Dead (@TheWalkingDead) July 30, 2019
Son estudiantes de Física los que han tirado de matemáticas para predecir el ritmo al que se extendería el mal de los “podridos”. Malas noticias: lo haría a una velocidad de vértigo. Asumiendo que la esperanza de vida de un zombi es de 20 días y que tiene una probabilidad del 90 % de encontrar aunque solo sea a un humano al día e infectarlo, incluso un muerto viviente en solitario podría desatar una pandemia en lo que dura su cortísima pseudovida.
Partiendo de estas cifras, la enfermedad que nos convertiría a todos en no muertos sería el doble de contagiosa que la peste negra. Hablamos de la más devastadora plaga que ha sufrido la humanidad, que mandó a un tercio (o incluso a más de la mitad, según a quién preguntes) de la población de Europa al otro barrio.
¿Escalofriante? Pues parecería un catarro al lado del virus zombi. Según los cálculos de los expertos, una población mundial de 7.500 millones de personas quedaría reducida en cosa de cien días a unos 100 o 200 supervivientes, que tendrían que defenderse de unos 190 millones de despiadados cadáveres andantes.
Se trata, eso sí, del pronóstico más pesimista. Lo cierto es que, tal y como admiten los investigadores, la cosa podría ser un poco (muy poco) menos grave. En la práctica, a medida que las huestes de personas vivas fueran mermando, cada vez sería más difícil para los caminantes localizar a los que siguieran vivos. Además, estos humanos duraderos aprenderían unos cuantos trucos por el camino y serían más capaces de hacer frente al ejército de fallecidos.
Un poco lo que pasa en ‘The Walking Dead’: la banda de Rick y los suyos, la gente de Hilltop, de Alexandria, Ezekiel o Negan siguen pululando por ahí porque se ocultan tras altos muros; y se han vuelto maestros, a base de tragedias y penurias, del arte de seguir con vida. De hecho, en la serie, ha llegado un punto en que los otros humanos —en liza por los recursos y refugios— son los enemigos más temibles.
Así, los estudiantes de la Universidad de Leicester han dibujado un panorama relativamente más optimista. Incluso si la esperanza de vida de un zombi se prolongara hasta un año (porque quedan menos humanos para rematarlos y procuran mantenerse alejados), cabría la posibilidad de ganar la batalla por la vida.
Teniendo en cuenta que los supervivientes se reproducirían (porque, como también nos ha enseñado la ficción, seguiríamos trayendo niños a este horrible mundo), y que los humanos tienen una probabilidad del 10 % de encontrar aunque solo sea a un zombi al día y reventarle el cráneo, los pocos cientos de personas que salieran adelante tras la crisis limpiarían la faz de la Tierra en unos 1.000 días (algo menos de tres años).
Por supuesto, la civilización tal y como la conocemos tardaría mucho más en restaurarse. Suponiendo que los osados vencedores de la guerra fueran capaces de recuperarse psicológicamente (no olvidemos que habrían cometido un buen puñado de atrocidades), tendrían que trabajar duro al menos durante 10.000 días (más de 27 años) para empezar a ver la luz al final del túnel. Para entendernos, y siguiendo con el símil televisivo, la generación de Carl (que en la novena temporada alcanzó la mayoría de edad) sería la encargada de diseñar un nuevo mundo para la generación de Judith, que ahora andará por los 9 años. O la de sus hijos.
Así que, sí, lo que vemos en ‘The Walking Dead’ sería un poco lo que pasaría de verdad en caso (improbable cuando no imposible) de que estalle el apocalipsis zombi. Todo eso obviando, que también hay que decirlo, un detalle de sentido común: que no hay razón alguna (y menos aún científica) para que los muertos decidan actuar como rebaño en lugar de despedazarse entre ellos. Por fortuna, lo más prudente en la vida real sería echarse a un lado y dejar que se rematen solos.
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