Las redes sociales en los tiempos de la Olivetti.
La antigüedad, la acumulación de méritos y el peloteo han sido tres de los métodos tradicionales para escalar peldaños en la jerarquía de la empresa. ¿Cuál es el más adecuado, desde el punto de vista de la empresa? Ninguno de los tres anteriores: el azar. Al menos esa es la conclusión de un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Catania que mediante una simulación descubrió que una organización podía alcanzar su máxima eficiencia si asignaba los puestos de responsabilidad a boleo, en lugar de tener en cuenta los méritos de los candidatos.
Por esta investigación, publicada inicialmente en 2007 [.pdf], el equipo liderado por Alessandro Pluchino recibió anoche el premio IG Nobel a la Gestión Empresarial, en la ceremonia celebrada como cada año en la Universidad de Harvard. Los premios IG Nobel se entregan una semana antes que los premios Nobel suecos y son el espejo deformante de éstos: la ciencia más estrafalaria, los experimentos más estrambóticos y las conclusiones más alocadas.
Para llegar a semejante conclusión el equipo de Pluchino llevó a cabo una simulación con una empresa ficticia de 160 trabajadores y una estructura piramidal de seis niveles. A cada trabajador se le asignó un nivel de competencia y los investigadores llevaron a cabo dos simulaciones, una de ellas a partir de la “Hipótesis del Sentido Común”, en la que se supone que un empleado es tan bueno en su nuevo puesto como lo era en el anterior, y la otra a partir de la “Hipótesis de Peter”, según la cual la posibilidad de triunfar es azarosa.
El Principio de Peter (1969) sostenía que el destino de todo trabajador era promocionarse a puestos de mayor responsabilidad hasta alcanzar su máximo nivel de incompetencia. Algunas de las modalidades de promoción que se analizaban en aquel clásico Peter y Hull eran el arabesco lateral, la sublimación percutiente (o patada para arriba) o la colocación al azar. El equipo de Pluchino parte de esta última modalidad para desmontar aquel monumento a la ineficiencia empresarial: en lugar de promocionar al que aparentemente lo merece, el buen gestor debe lanzar un dardo a la foto de la plantilla y promover al trabajador que le atine.
El estudio italiano llama la atención sobre un hecho: los ascensos son el pan nuestros de cada día en las empresas pero rara vez se producen degradaciones. Puede que nunca: revisando los datos de quince años de una empresa estatal francesa no se encontró ni un solo caso de “descenso” de categoría laboral.
El estudio completo “Principio de Peter Revisitado” [.pdf] Visto aquí y aquí.