Una nueva acepción para la barriga cervecera.
Imagínate que te comieras un plato de macarrones con chorizo, regados con una generosa jarra de agua, y al rato estuvieras borracho como una cuba. Menudo chollo, pensarán algunos. No tan rápido, forastero: el mismo efecto tendría lugar en tu cuerpo cada vez que comieras un plato de paella, una magdalena o incluso un refresco. Esto es lo que le sucede a un vecino de Texas de 61 años que al que, por una extraña enfermedad, su estómago se ha convertido en una suerte de destilería portátil.
El hombre acudió a los servicios de urgencia de un hospital local quejándose de “un mareo”. La enfermera le pidió que soplara por el detector de alcohol y encontró la explicación: marcaba 0,37, unas cinco veces el límite permitido en aquel Estado para conducir en ese estado, valga la redundancia.
Sólo había un problema: el hombre juró y perjuró que no había tocado una gota de alcohol, pero que “se emborrachaba de la nada”. Aunque en un principio pensaron que bebía a escondidas y no quería reconocer su adicción, finalmente identificaron al verdadero culpable de su estado: un exceso de levadura de cerveza en sus entrañas, de tal manera que su tracto intestinal estaba actuando como su propia fábrica de cerveza interna, según cuenta la página de la Radio Pública de EEUU.
Los galenos Cordell y McCarthy encerraron al paciente en una habitación del hospital durante 24 horas y le alimentaron con comida rica en hidratos de carbono (y ni un chato de vino). Al final de la prueba, el porcentaje de alcohol en sangre había alcanzado el 0,12%.
Equilecuá, dijeron los doctores: el paciente tenía el equivalente a una destilería en su estómago, más concretamente una infección de Saccharomyces cerevisisae, que no es otra cosa que el hongo de la levadura de cerveza. Este hongo compite por el espacio con las «buenas» bacterias de nuestro cuerpo en cualquier lugar que sea cálido y húmedo, como el tracto digestivo. Si el sistema inmunológico es fuerte, la levadura es inofensiva e imperceptible; pero si el sistema inmune está deteriorado, la levadura puede ganar la lucha por el espacio y causar infección.
El resultado es que cada vez que probaba bocado, el estómago fermentaba el alimento, generando generosas cantidades de “cerveza”. Esta extraña enfermedad fue descrita como el “síndrome de la auto-destilería” (como suena) en un artículo [.pdf] en el International Journal of Clinical Medicine.
En principio, el hongo no es nocivo, e incluso hay quien lo toma como suplemento alimenticio. El problema surge cuando se hace fuerte en el tracto intestinal y empieza a crear problemas. O cerveza.
Visto en NPR. Más información sobre esta rara dolencia en este informe [.pdf].