La tienda que adivina que sus clientas están embarazadas (a veces antes que el padre de la criatura)
Cada vez que vas a comprar estás regalando a las tiendas una gran cantidad de detalles íntimos sobre tu vida. Esto siempre ha sido así, pero cada vez existen mejores programas matemáticos para analizar esta información, psicólogos que hurgan en nuestros hábitos de compra y sofisticados sistemas informáticos para procesar la enorme cantidad de datos generada por las compras de millones de usuarios.
Una cadena de grandes almacenes de EEUU, Target, ha alcanzado lo que podríamos denominar una gran excelencia en la llamada “minería de datos”. Un profuso artículo escrito por el escritor inglés Charles Duhigg en New York Times (‘Cómo las empresas aprenden tus secretos’) desvela algunas de las prácticas más sofisticadas entre los distribuidores, más concretamente en Target, la sexta mayor cadena de grandes almacenes de aquel país.
Según cuenta Duhigg:
“El estadístico Andrew Pole [responsable del programa de fidelización de Target] analizó la información y vio surgir algunos patrones útiles. Las lociones, por ejemplo. Mucha gente compra lociones, pero uno de los miembros del equipo se dio cuenta de que las mujeres embarazadas compraban mayores cantidades de loción sin aroma en torno al segundo trimestre del embarazo. Otro apreció que en las primeras 20 semanas, las mujeres embarazadas aumentaron sus compras de calcio, magnesio y zinc (…)
Los ordenadores de Pole analizaron los datos y se toparon con 25 productos que permitían asignar a cada compradora una puntuación de “predicción de embarazo”. Lo que es más importante, también podía anticipar la fecha del parto, lo que permitía a Target enviar cupones de descuento a momentos específicos de su embarazo”.
Lo más inquietante del programa del supermercado es que estos datos no son extrapolaciones de datos masivos que permite anticipar el comportamiento (o preñez) de una clienta de cierto perfil demográfico, sino que permite saber qué clienta en concreto está esperando un bebé. Esto se debe a que Target asigna a cada cliente un número de identificación de Invitado, que está vinculado a su tarjeta de crédito, nombre y correo electrónico, y se convierte en algo así como una etiqueta que almacena toda la información de consumo de la persona.
De modo que la próxima vez que aceptes una tarjeta de fidelización piensa bien lo que tu “tienda amiga” sabe de ti. Lo mismo, por cierto, es extrapolable a Google, para quien somos fieles usuarios de su GMail, buscador, reader y demás panoplia de servicios teóricamente “gratuitos”. ¿Seguro que son gratis?
Visto en NYT. Vía Forbes.
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